OPCIONES DE TRATAMIENTO
.
OPCIONES DE TRATAMIENTO
No hace mucho, tratar a los pacientes con cáncer peritoneal se pensaba una maniobra inútil. En aquel tiempo, estos pacientes típicamente vivían sólo pocas semanas a meses después del diagnóstico dependiendo la severidad de la enfermedad, condición del paciente y el origen de las metástasis peritoneales.
En las últimas dos décadas, esto ha cambiado y muchos hospitales alrededor del mundo ahora ofrecen tratamiento para pacientes selectos con cáncer peritoneal. El tratamiento es retador y requiere profesionales médicos expertos en esta afección peritoneal.
El tratamiento óptimo para un individuo depende de muchos factores, incluyendo la edad, condición general, origen y severidad de la carcinomatosis. Idealmente, los pacientes con cáncer peritoneal son evaluados por un equipo multidisciplinario compuesto por un médico oncólogo, un cirujano oncólogo, un radiólogo y patólogo con conocimiento acerca de esta patología.
Aún al día de hoy, el tratamiento puede no ser completamente posible para algunos pacientes. Por ejemplo, el tratamiento puede no ser posible en casos muy avanzados en los cuales la condición del paciente no le permita recibirlo.
Afortunadamente, alguna forma de tratamiento es posible en muchos pacientes. Generalmente hablando, existen dos estrategias para tratar estos pacientes:.
Tratamiento con intención paliativa
Este tratamiento se enfoca en prolongar la sobrevida y resolver los síntomas del cáncer peritoneal tanto como sea posible, pero no tiene la intención de curar al paciente. Dicho tratamiento puede incluir diferentes aspectos que van desde alivio del dolor y remoción de ascitis hasta tratamiento con quimioterapia sistémica y cirugía para resolver obstrucción intestinal.
Tratamiento con intención paliativa
Este tratamiento busca curar al paciente. Este abordaje es típicamente un esfuerzo multidisciplinario combinando quimioterapia sistémica, cirugía extensa para remover todas las células tumores del peritoneo y quimioterapia hipertérmica intraperitoneal (HIPEC) para destruir las células tumorales microscópicas.
Nuevamente, los pacientes con cáncer peritoneal deben buscar ayuda de un equipo multidisciplinario con conocimiento específico acerca de su enfermedad siempre que sea posible para terminar su tratamiento óptimo.
Cáncer Peritoneal
- EXAMEN FÍSICO – Algunas veces los nódulos tumores peritoneales o la ascitis pueden ser detectados durante la exploración física del abdomen, pero esto típicamente ocurre sólo en casos avanzados.
- DETECCIÓN DE MARCADORES TUMORALES – Estos son estudios en sangre que pueden indicar la presencia de un tumor maligno en el cuerpo, pero estos estudios no son muy específicos para la mayoría de los cánceres, especialmente el cáncer peritoneal. Los marcadores tumores más comúnmente utilizados son el Antígeno Carcino Embrionario (ACE) para cáncer de colon, CA 19-9 para cáncer pancreático y CA-125 para cáncer de ovario.
- ULTRASONIDO – Este examen utiliza ondas de sonido para crear una imagen detallada de la cavidad abdominal en un monitor de computadora. Este estudio es bueno para detección de ascitis, pero usualmente no es suficientemente sensible para detectar cáncer peritoneo o el tumor primario.
- TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA (TAC) – Este examen radiológico detallado puede revelar la presencia de cáncer peritoneal o ascitis en algunos casos. Desafortunadamente, una TAC no es muy buena para detectar nódulos de cáncer peritoneal, especialmente no en los estadios tempranos de la enfermedad. En general, los nódulos tumorales deben ser al menos de 1cm, lo cual es mayor que el tamaño de los nódulos tumorales típicos en cáncer peritoneal, para ser detectados por TAC
- PET-SCAN – Este es un estudio que combina la TAC con radiología nuclear (tomografía por emisión de positrones), y es especialmente útil para detectar metástasis fuera de la cavidad peritoneal. De manera similar a lo que ocurre con la TAC, el cáncer peritoneal típicamente no es visualizado por PET.
- BIOPSIA – Si se sospecha de cáncer peritoneal, una biopsia puede obtenerse. En una biopsia, una pequeña pieza de tejido es removida del cuerpo para su investigación al microscopio. La biopsia puede tomarse después de que el paciente ha recibido anestesia local a través de la piel o durante una laparoscopia cuando el paciente se encuentra bajo anestesia general. Una biopsia puede confirmar la presencia de células cancerígenas en la cavidad peritoneal. Si el tumor primario se encuentra situado en el tracto gastrointestinal, una endoscopia puede ser necesaria par tomar la biopsia del mismo.
- LAPAROSCOPIA – Cuando se sospecha de cáncer peritoneal, puede llevarse a cabo una laparoscopia. Este procedimiento es especialmente útil para recolección de biopsias de nódulos tumorales y determinar la extensión del cáncer peritoneal. Usualmente, la extensión del cáncer se determina calculando el índice de carcinomatosis peritoneal (ICP).
- PATOLOGIA – Pequeñas partes del tumor pueden ser removidas y examinadas bajo microscopio. El cáncer puede confirmarse y la agresividad del tumor puede predecirse en base a estas observaciones. Usando técnicas específicas, el origen del tumor puede determinarse, lo cual es especialmente útil en casos en los que la localización del tumor primario es desconocida aún.
- ENDOSCOPIA – Cuando el tumor primario está localizado potencialmente en el tracto gastrointestinal, un endoscopio puede introducirse por la boca para investigar el esófago, estómago y duodeno (“esofagogastroduodenoscopia”) o a través del ano para investigar el intestino grueso (“colonoscopia”). La capa más profunda del tracto gastrointestinal se visualiza con el endoscopio. La mayoría de tumores gastrointestinales se origina de la capa más profunda y puede detectarse por endoscopia. En adición a la visualización del tumor, biopsias del mismo pueden obtenerse con el endoscopio, lo cual puede ayudar a confirmar la presencia de cáncer y a dirigir el tratamiento posterior.